Hoy hace 55 años del debut triunfal como rejoneador de Carlos Arruza en la Monumental de México. El diestro, que había escrito una página brillante de la Tauromaquia tanto en España como en México, tomó la decisión en 1953 de retirarse de los ruedos como matador de toros. Apenas tres años después, en 1956, regresó a ellos, pero ahora como rejoneador.
Gran interés había despertado entre la afición azteca la presentación como rejoneador en la plaza más importante del país de Carlos Arruza, fijada para el 23 de enero de 1966. Junto a él actuaron aquella jornada, los matadores Jorge Aguilar, Manuel Amador y Rafael Muñoz «Chito», que resultó herido grave al muletear al segundo de su lote. Los toros llevaron el hierro de Tequisquiapán, saltando a la arena también un sobrero de Zacatepec que regaló Jorge Aguilar.
El protagonista absoluto de la tarde fue Carlos Arruza, que realizó, como se afirma en la crónica del festejo de la revista El Ruedo, «una portentosa demostración de caballista, de rejoneador y de lidiador», añadiendo además que «a pie continuaba siendo un mandón del toreo». Y es que Arruza con se conformó con firmar una buena labor a caballo, en la que con oficio y maestría se hizo con las embestidas de «Gavilán», sino que tomó muleta y espada y, a petición popular, le cuajó una sensacional faena con ambas manos, metido literalmente en los terrenos del toro. El respetable solicitó y obtuvo para Arruza las dos orejas y el rabo de su oponente, dando éste dos vueltas al ruedo entre las aclamaciones del público.
Del resto de la corrida resaltar el buen hacer con los trastos y la pésima rúbrica con la espada de Jorge Aguilar, el gusto y expresión en el manejo del capote y de la muleta por parte del confirmante Manuel Amador y el pundonor y la raza de Rafael Muñoz «Chito», quien cortó un apéndice a cambio de una grave cornada en el muslo derecho en el que fue también su primer paseíllo en el Coso de Insurgentes.
Imagen: Tendido Cero – TVE