El pasado domingo el matador de toros español Adrián de Torres cuajó una extraordinaria faena al toro «Iñaki», de la ganadería de Fernando de la Mora, segundo de su lote en la corrida celebrada en «Cinco Villas», Santiago Cuautlalpan, México. Transcurridas unas jornadas de dicha obra, hemos charlado con el torero de Linares, que ya se encuentra en España, para que nos relate cuáles fueron sus sentimientos y sensaciones en el referido trasteo, así como qué aspectos le ha aportado a su particular tauromaquia el citado astado de Fernando de la Mora y sus ilusiones y esperanzas para la temporada 2021.
Pregunta: Pasados unos días de la soberbia faena que hiciste el pasado domingo en Cinco Villas, ¿Qué sensaciones tuviste?, me imagino que serán indescriptibles.
Respuesta: Yo llegué a México con mucha ilusión, y es cierto que al final las cosas se juntaron para que ese toro saliese por chiqueros y pudiera disfrutar de su embestida. «Iñaki» me regaló veinte arrancadas como las que cualquier torero sueña.
Pregunta: Encontrarse con un toro así, como «Iñaki», de Fernando de la Mora, ¿Es a la vez una suerte y una responsabilidad?, porque no es sencillo estar a la altura de la clase y la calidad que ese animal tenía.
Respuesta: Pues si. A mí la verdad no me resultó difícil acoplarme a su embestida porque mi concepto del toreo se basa en eso, en la pureza, en torear mucho con los vuelos y conducirlo lo más despacio posible. La gente sí que se sorprendió un poco porque al estar desde el año 2017 sin torear ninguna corrida, alcanzar ese nivel no es fácil.
Pregunta: Lo fundamental de la faena para llegar a cuajar de esa forma al toro, ¿Fue el saber cogerle el ritmo rápidamente?
Respuesta: Yo confié mucho en mi muleta, en echarle los vuelos al hocico y cogerle esa energía tan buena que traía el toro. En ese momento, llegué a olvidarme del cuerpo, algo que sucede en muy pocas ocasiones. Normalmente, los animales exigen bastante y no te puedes relajar para nada con ellos, sin embargo con «Iñaki» lo único que tenía que hacer es dejarle la muleta puesta y tirar del codo. Yo siempre había soñado torear un toro así, pero no esperaba que fuera tan pronto y con el corto bagaje profesional que tengo.
Pregunta: Además éste era un toro al que prácticamente no se podía tocar, solamente echarle el engaño con suavidad.
Respuesta: Pues si. El Maestro Javier Conde que estaba allí me dijo que la clave de la faena había sido precisamente ésa, no tocarlo, porque de lo contrario se hubiera parado. El toro tenía unas magníficas cualidades pero estaba muy justo, y si no le hubiese hecho las cosas con mimo se habría acabado.
Pregunta: Para un torero que torea tan poco, supongo que el cogerle la velocidad a un toro que embiste con tanta lentitud debe ser aún más complicado.
Respuesta: Sí. Yo pensaba que esto me llegaría cuando estuviera más hecho, más cuajado como torero, pero esa manera de torear forma parte de mi concepto, es lo que entreno cada día, y por ello no me costó tanto. A mí lo que más me obsesiona es reducir la velocidad a la que embiste el toro al final del muletazo, por esa razón hay veces que me engancha el engaño.
Pregunta: Lo más complicado en el toreo es torear despacio y, como bien dices, llegar a reducir la velocidad con la que embiste el toro que tienes delante.
Respuesta: Exacto. Por eso, como a mí lo que más me gusta es lo difícil intento siempre hacer las cosas despacio. En este caso, verdaderamente apenas me costó trabajo acoplarme al toro porque es lo que entreno cada día. Realmente, yo no iba a esta corrida lo preparado que debía de haber ido por las escasas oportunidades que hay de torear. Desde el año 2012 que tomé la alternativa, sólo he toreado 8 o 9 corridas de toros, por tanto a mí me falta esa parte que se consigue solamente al torear más seguido.
Pregunta: De todos los animales bravos que has toreado a lo largo de tu vida, ¿Es éste que cuajaste en México el que más despacio has podido torear?
Respuesta: Yo creo que sí. Hubo un toro de la ganadería de Los Rodeos, al que pude cuajar en 2014 en la plaza jienense de Villanueva del Arzobispo, al que también logre torear despacio pero aquél animal fue más bravo que éste de Fernando de la Mora. Lo que sí hice con el citado toro de Los Rodeos fue bajarle la mano, porque el toro lo admitía, en cambio «Iñaki» no te permitía hacer eso, sino que todo debía de ser a su altura y sin molestarlo. Al final, en dos muletazos con la mano izquierda sí que conseguí lo que yo quería realmente, en esos dos naturales el toro «Iñaki» se acopló a mí. Gracias a que anteriormente le había hecho bien las cosas, el toro fue agradecido y me regaló esas embestidas.
Pregunta: Para ti como torero y para tu carrera profesional, ¿Hay un antes y después de este toro de Fernando de la Mora?
Respuesta: Creo que sí. Este toro me ha cambiado mucho la forma de ver el toreo, me ha enseñado a entregarme aún más en el plaza, porque cuando un animal ve que el que está delante le hace las cosas con entrega, al final traga. Al tratarse de un festejo televisado a través de Internet, ha tenido mucha repercusión. Ahora mismo yo sólo pienso en entrenar y en aprovechar las oportunidades que me salgan.
Pregunta: Esta faena que realizaste el pasado domingo, ¿Se acerca a la faena soñada que tiene en mente cualquier torero?
Respuesta: Sí, aunque todavía no he alcanzado ese nivel. Yo he conseguido lo que quiero plasmar en el toreo en dos muletazos, lo que busco es que la próxima vez en vez de dos sean veinte muletazos. Soy consciente que es difícil pero yo lo voy a seguir intentando, para que algún día lo pueda lograr.
Pregunta: Con independencia de que a raíz de este triunfo te puedan salir algunos contratos en España, para lo que sí que te servirá esto será para cargarte de moral e ilusión de cara a continuar en la lucha hasta que lleguen esas oportunidades.
Respuesta: Sí, esto te alimenta, te motiva y te llena de moral para seguir adelante. Pero siempre con los pies en el suelo, porque aún me queda mucho por dar y por hacer.
Pregunta: Cuando los años van pasando y ves que esas oportunidades que deseas no terminan de llegar, imagino que te entrarán las dudas aunque sepas, lógicamente, las condiciones que tienes como torero y lo que puedes expresar con los trastos en la mano.
Respuesta: Eso es cierto. La falta de oportunidades o las desilusiones que te llevas, pueden conducirte a eso, pero debes dejarlo de lado, apartarte, confiar en uno mismo y tener la certeza de que un día cambiarás esa moneda. Lo que tienes que hacer es tratar de evolucionar en tu toreo, estar pensando en el toro las 24 horas del día y rodearte de gente buena, como puede ser en mi caso el banderillero Ángel Gómez, que actualmente va en las filas de Emilio de Justo. Desde que me trasladé a vivir a Sanlúcar de Barrameda, este hombre me ha inculcado cosas que verdaderamente son las que yo siento y llevo dentro. El hecho de que tú compruebas día a día que vas toreando mejor de salón, te alimenta y te da la seguridad de que eso, en algún momento, lo lograrás en la plaza ante el público.
Pregunta: ¿Crees que ahora cuando te den alguna oportunidad aquí en España te encuentras más maduro, tanto personal como profesionalmente, para que no se escape?
Respuesta: Por supuesto. Yo puedo estar corto de preparación por haber toreado pocas corridas pero no por falta de entrenamiento, de mentalización o de actitud. En definitiva, con las ganas que tienes de ser torero debes tapar esos pequeños defectos que pueden surgir por el escaso oficio.
Pregunta: Debido a la enorme repercusión que ha tenido la corrida al estar presente la televisión, ¿Ha sonado mucho más el teléfono en estos días que lo había hecho con anterioridad?
Respuesta: El día anterior a esta corrida, también actué en un festival en Cinco Villas, y la verdad que no me acoplé al novillo que me tocó, hubo poca limpieza en la faena, incluso me cogió. Esa noche apenas tenía tres mensajes en el móvil, de familiares y amigos que siempre han estado ahí. Sin embargo al día siguiente, todo cambió, los mensajes se multiplicaron tanto en el teléfono como en mis redes sociales. Esa es también la grandeza del toreo, por eso hay que ser humildes tanto en lo malo como en lo bueno, en lo malo para no venirte abajo y en lo bueno para no creerte más de lo que eres. Hay que ser agradecido con todo el mundo, con los que han estado ahí siempre, pero también con otras personas que se alegran con tu triunfo.
Foto: Edgar Mendoza